laORGANIZACIÓNdel
BOSQUE
SUSANNA ISERN
SUSANNA ISERN
¿Qué queremos trabajar...?
La amistad, la complementariedad y la autoestima
La organización del bosque
De infantil a 6º Primaria
En un claro del bosque vivían Osa, Tejón, Tórtola, Jabalí y Ratón. Los cinco amigos vivían en armonía y se habían organizado a la perfección para ayudarse unos a otros. Cada uno tenía una función. Osa era grande y fuerte. Su rugido hacía temblar la tierra. Ella era la guardiana y protectora del claro del bosque. Tejón era un gran cocinero. Cuando encendía el fogón, de su ventana salían los aromas más deliciosos. A todos se les hacía “la boca agua”. Su tarea era cocinar. Jabalí tenía mucha habilidad recolectando todo tipo de setas y frutos. Cada día llenaba una gran cesta con los mejores ingredientes para que Tejón los cocinara. Tórtola cantaba de maravilla. Se situaba sobre la rama más alta y observaba el trayecto que hacía la luz del sol. Con su canto despertaba a los animales y les avisaba de las horas. Era el reloj de aquel bosque. Y Ratoncito… Ratoncito era el más pequeño y simpático. Había nacido con poca vista y parecía no cumplir ninguna misión en el bosque. Por eso se pasaba el día visitando a sus amigos mientras trabajaban.
Una mañana, Ratoncito quiso ayudar a Tejón a preparar la sopa, pero en lugar de echar col a la olla, añadió, por error, unas setas en mal estado.
-Ratoncito, me parece bien que no trabajes si eso es lo que quieres. Pero no molestes. –dijo Tejón enfadado.
Ratoncito se marchó a casa triste. No servía para nada. Todos tenían una misión, menos él.
Ratoncito se pasó el día metido en la cama, sin ganas de hacer nada. Bien entrada la noche, sonó el timbre. Eran sus amigos.
-Me sabe mal –se disculpó Tejón-, no es cierto que no trabajes.
-No has venido a verme y me he sentido muy sola –dijo Tórtola.
-Y yo me he aburrido “un montón” sin tus chistes –comentó Osa.
-Además, la sopa se ha enfriado porque nadie ha ido a decir que ya estaba a punto –se lamentó Jabalí.
-¡¡Claro!! ¡¡Yo soy el mensajero!! -exclamó ratoncito contento.
-Y no solo eso. Eres compañía y eres alegría –añadió Tejón.
Se abrazaron y Ratoncito sintió que era útil, valioso, imprescindible; como todos sus amigos.
¿Te has fijado alguna vez en la maravillosa emoción que te invade cuando te sientes útil?
Cuando somos capaces de aportar nuestro grano de arena a una buena causa, cuando podemos ser partícipes de un cambio positivo en la vida de una persona, o ayudar en las tareas cotidianas para aligerar la carga de aquellos que nos rodean… nos sentimos útiles y, sí, eso nos hace encontrarnos muy bien.
Puede ocurrir que a veces no encuentres tu lugar, no sientes que eres de gran utilidad y te preguntas qué puedes aportar tú a este mundo. Si esto te ocurre a menudo, busca tus virtudes y tu capacidad de trabajo e intenta volcarlas en alguna actividad para la que tengas habilidad. Si te resulta complicado, seguro que las personas que te quieren te pueden ayudar a encontrarla.
Ayudar y sentirnos útiles hará que nuestra autoestima aumente y que nos sintamos mejor con nosotros mismos y con todo el que nos rodea.
Actividades
1.Intentan ayudar a otros sin esperar nada a cambio. Puedes:
Ayudar en las tareas domésticas de casa: poner y quitar la mesa, recoger tu habitación…
Ayudar a algún compañero de clase con alguna asignatura que a ti te vaya bien.
Participar en alguna actividad de voluntariado, acuerdo a tu edad.
2.Ahora escribe una lista de cosas que te gustaría hacer para sentirte útil (si no sabes escribir todavía la puedes nombrar).
RECURSOS
Cortometrajes
"Cuerdas"
"Ian"